El día 9 de noviembre del año en curso, llevamos a cabo el evento “Alimentando la Esperanza”, en seguimiento a una promesa de donación hecha por Camaleón Consultoría Sustentable a personas de la empresa estadounidense Genband, que participaron en un evento de responsabilidad social organizado por nosotros hace algunos meses.

Para la realización de estas actividades relacionadas con la alimentación contamos con el apoyo del hotel Andaz Mayakoba, que aportó víveres y apoyo logístico. Con todo este soporte, y con el entusiasmo y entrega de nuestros voluntarios de ID Consulting, fue que llegamos a VIda y Esperanza, una pequeña comunidad rural ubicada unos 10 km al este de Punta Maroma, en la Riviera Maya.

¿Cómo fue la dinámica?

Después de todo el trabajo previo de logística, finalmente llegó el día. Una vez que llegamos a Vida y Esperanza, todos los víveres –tanto los reunidos por ID Consulting, como los donados por Andaz Mayakoba- fueron bajados de los vehículos y puestos a resguardo. Luego se explicó a maestros y niños que estas provisiones conforman una despensa de reserva, complementaria a los desayunos que los niños reciben de las madres de familia de la comunidad. En caso de que ciertos días los desayunos resulten insuficientes para los niños, o no alcancen para los maestros, se podrá echar mano de esta reserva de alimentos. El volumen total de víveres entregados fue estimado en unos 300 kg, e incluyó alimentos no perecederos y/o enlatados, harinas, agua, además de algunos artículos de otro tipo, como ropa, zapatos y artículos de higiene personal.

Posteriormente se entregaron árboles frutales y tierra, para el establecimiento del huerto comunitario. Se procuró que fueran especies adecuadas para la región geográfica en que se ubica la comunidad, que fueran de rápido crecimiento y que tuvieran bajos requerimientos de cuidados. También se entregaron semillas de diferentes especies de verduras para aumentar la diversidad del huerto.

¡Manos a la obra!

Comenzamos con una actividad de activación física, aprovechando el hecho de que correr, saltar y gritar ¡casi no les gusta a los niños! … Después de un rato de mucha energía y un poco de hidratación, empezamos con las actividades del huerto.

Los niños mayores y jóvenes participaron con entusiasmo en la siembra de los árboles de papaya, limón y plátano, sin que el rocoso y difícil suelo de la región fuera impedimento para sembrar adecuadamente los arbolitos. Mientras tanto, los más pequeños plantaban semillas de calabacitas, rábanos y melones en pequeñas macetas hechas con botellas de PET.

Así fue como sumando esfuerzos y manos, logramos generar en la comunidad no solamente un buen momento de aprendizaje y risas, sino la posibilidad de unir más a la comunidad, al propiciar la cooperación y la colaboración en torno a objetivos comunes. El establecimiento de una reserva de víveres y un huerto comunitario brindará a los niños la oportunidad de crecer de forma más saludable y, por lo tanto, tener un mejor rendimiento tanto escolar como en su vida en general. Además, las actividades realizadas refuerzan en los pequeños el valor de los alimentos como parte de la naturaleza, y la importancia de respetarla y cuidarla.

Seguimiento

Los profesores de la escuela en conjunto con las madres de familia son los encargados de la administración de las provisiones para preparar los desayunos en el día a día, e ir por las provisiones a la zona de resguardo del alimento. Ahí les son entregados los víveres firmando de recibido, y se puede entonces proceder a la preparación. Por otra parte, los maestros guiarán a los niños en el mantenimiento del huerto y seguimiento del crecimiento de las plantas, y contarán con la asesoría de ID Consulting. De esta manera, esperamos contribuir al aprendizaje de los pequeños y juntos lograr cambios positivos.