Normalmente cuando nos sentamos en nuestra mesa a disfrutar de un rico y jugoso filete, no nos detenemos  a pensar en algo que nos afecta a todos por igual como miembros de la raza humana, como lo es la sustentabilidad medio ambiental de la producción de carne para poder cubrir la necesidades de proteína animal que exige la población mundial.

En la antigüedad, esa carne que llegaba a nuestra mesa, provenía mayormente de la caza o del corral propio de cada familia, pero en la medida que abandonamos el campo para concentrarnos en las ciudades, las necesidades de proteína animal son cubiertas por grandes centros de producción que generan un impacto sobre el medioambiente y que no solamente se traduce en la emanación de gases de efecto invernadero provenientes del propio ganado, sino también en problemas como erosión de suelos, consumo de agua, mayor consumo de combustible para su traslado y tratamiento adecuado de desechos que provienen de dicha actividad.

Una res que eructe menos: ¿Contribuye eso con el medioambiente?

Según la FAO, el ganado vacuno contribuye en un 18% con la emisión de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, de hecho emiten gas metano, que absorbe más calor que el CO2 y se genera en el sistema digestivo del ganado como parte del proceso de descomposición de la materia orgánica que consume, como parte de su dieta natural. En ese sentido, en Europa buscan mediante modificaciones genéticas, reducir la emisión de gases de efecto invernadero procedente del ganado, pero sin que pierda su potencial productivo de carne y leche. ¿Es posible que la ciencia pueda crear un ganado capaz de eructar menos gas metano como parte del proceso de descomposición? La respuesta a esa pregunta se sabrá con el tiempo, mientras tanto seguirán compitiendo las vacas y los carros por el primer puesto en generación de gases de efecto invernadero.

Otros efectos que impactan negativamente en el medioambiente

No solamente la emisión de gases de efecto invernadero impacta negativamente en el medioambiente, también tenemos otros aspectos a considerar; uno de ellos es el consumo de agua, según la FAO, se requieren 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne, con esa misma cantidad, se producirían 10 kilos de granos, la diferencia es enorme, como también es enorme la diferencia de personas que se podrían alimentar con uno u otro rubro.

Otro aspecto importante a considerar, es la deforestación de las laderas con la finalidad de sembrar pasto para alimentar al ganado, una hectárea de terreno produce en promedio unas 50 toneladas de pasto y una res puede consumir en un año un promedio de 15 toneladas, si calculamos el número de reses que se requieren para satisfacer la demanda de carne, tenemos ante nuestros ojos un problema muy grande de sustentabilidad medioambiental de la producción de carne.

A lo anterior, debemos agregar temas como el consumo de combustible para el transporte de la carne a los diferentes centros de consumo a nivel mundial, recordemos que existen países cuya fama por la calidad de la carne es de escala mundial y la misma termina recorriendo miles de kilómetros para satisfacer el paladar de quienes pueden costearla, tal es el caso del  Kobe Wagyu, una raza de vaca japonesa cuya carne puede llegar a costar hasta 700 dólares el kilo.

De tal manera, la próxima vez que tengamos ante nosotros un rico filete, detengámonos a pensar un poco en la sustentabilidad social y medioambiental de la producción de carne y si bien, muchos no dejarán de consumirla, al menos podemos convertirnos en consumidores responsables.